Una de las variantes teatrales que desarrollamos en Hacerteatro es la de la creación en colectivo.
Después de haber realizado varios proyectos de este tipo puedo decir que cada experiencia ha sido muy diferente, al igual que la metodología aplicada. Ha habido casos en los cuales hemos partido de una idea de un tema que nos interesaba a todos como grupo. A partir de ese tema fuimos investigando para salir de los preceptos marcados, estereotipos y nos hemos hecho preguntas, hemos cuestionado estas preguntas también y hemos convertido las preguntas en teatro a partir de improvisaciones y mucho trabajo de reflexión y desarrollo estético.
Otro proceso posible ha sido el de partir de un texto base, una idea o estructura muy flexibles que nos invitaba también a crear. De esta manera había una historia como punto de partida así como unos personajes con un recorrido a desarrollar. Ha sido responsabilidad de todos el darle vida a la historia y a esos personajes, con sus miedos y deseos, dejando aflorar muchas más creaciones que las que proponía la estructura inicial.
De ambas maneras de trabajar se culmina en una representación teatral que es creación de todos los participantes del grupo. Estos participantes defienden el personaje y quieren contar la historia que ya han hecho suya. Todos los diálogos, los conflictos, los pequeños matices que ocurren dentro de esa historia han salido de reflexiones del grupo, de pensamientos o dudas que hemos puesto en práctica y se han convertido en una historia para compartir.
Este tipo de teatro hace, a mi parecer, varias funciones.
La primera función la coloco en un nivel pedagógico; hay muchas veces que en las clases de teatro no alcanza con ejercicios para que los participantes lleguen a dimensionar y sobre todo a transmitir matices en las emociones, esas pequeñas magias que nacen de un gesto mínimo, una mirada profunda o breve, huidiza. Y es que el teatro es experiencia, hace falta transitar, profundizar, tener expectativas para poder desestimarlas porque en el camino hemos encontrado algo quizá más auténtico, que ya no sirve al ego del actor, sino a contar la historia de manera más humilde y humana, más veraz.
Otra función interesante es la terapéutica que el teatro en sí ofrece. El simple hecho de ponerse en el lugar de un determinado personaje, dejarse embadurnar por las dudas, necesidades, sentimientos que tiene más allá del juicio de valor que cada uno haga de él es ya un acto revolucionario. Ponerse en la piel del personaje nos permite y nos convoca a saborear otras identidades posibles, otras maneras de reaccionar, pensar, sentir. Descubrir que hay otras realidades que nacen en nuestra piel cuando damos vida a un personaje distinto a nuestro ser nos llena de preguntas, y las preguntas abren caminos.
La última función y muy importante es la lúdica. Disfrutar con lo que hacemos. Darnos un espacio en el cual desarrollar nuestra creatividad. Regalarnos un espacio de tiempo en dónde jugar es lo más importante. Salir de la productividad y entrar en la relajación de volver a jugar. El juego también es una práctica, y basta con que lo empecemos a practicar un poco para que nos vaya pidiendo más. Y ese pequeño espacio de tiempo que nos habíamos permitido en un principio se va fundiendo con otros momentos del día, vamos añadiendo el juego en otras cosas que hacemos, recordamos que todo es relativo y lo importante que es el disfrute, amar lo que hacemos o al menos hacer aquello que hacemos con amor.
Cada vez que comienza un viaje de creación en colectivo me siento ilusionada por el camino que queda por transitar, cada vez que termina me siento conmovida por todos los lugares en dónde nos paramos a pensar, jugar, descansar, debatir, reflexionar.
Es un proceso que transforma.
Si tienes experiencia en este tipo de teatro compártelo en comentarios!!!! Te esperamos : )