Cuando llega el momento de darle cuerpo y voz a un personaje nuevo puede haber por una parte curiosidad, ganas y por otra podemos sentir cierto vértigo de ver cómo iremos llenando los vacíos. Podemos partir de una página en blanco (lo creamos sin estructura previa o muy poca) o podemos tener un guión, una descripción del personaje que esté previamente descrito. En cualquier caso vamos a tener que colorearlo nosotros, dotarle de características físicas y psicológicas con las cuales el personaje tendrá que librar las situaciones con las que tiene que enfrentarse en la historia. Vamos a ver entonces qué beneficios nos implica realizar personajes.
Algunos beneficios de realizar personajes
El hecho de tener la oportunidad de colorear el personaje nos pondrá de frente con un mundo de posibilidades y nos dará también consciencia de la manera en la cual el personaje decide enfrentarse a su historia. Hay una parte en la cual nosotros podemos decidir de antemano cuáles serán las reacciones con las que el personaje suele desenvolverse y las iremos aplicando con distintos resultados. Ahora bien, también pasará que los personajes reaccionan de maneras antagónicas a nuestra experiencia previa como seres humanos. Esta experiencia es uno de los grandes beneficios de realizar personajes. Primero porque tenemos que hacer un análisis de las razones por las cuales el personaje decide hacer una acción y no otra. Segundo porque de manera directa o indirecta esto nos cuestiona el modo en que nosotros como personas, fuera del contexto teatral, resolveríamos la misma situación (o una similar).
Este análisis es beneficioso en las dos direcciones: teatral y personal. Cuando analizamos podemos permitirnos una distancia dramática la cual nos ayuda a ver con una perspectiva más objetiva. Una vez entendida las razones podemos implicar nuestra energía y presencia en que el personaje luche por esas razones. Esta energía es imprescindible para que los colores del personaje no sean difusos y pueda resultar interesante para los que desde afuera reciben la historia. También convertir en experiencia en nuestro cuerpo esta clase de energía nos trae el beneficio de poder poner nuestra atención a aquello que queremos, que deseamos y que vamos a realizar. No es raro que una persona pueda sentirse que va transcurriendo por la vida de una manera disociada y despegada.
¿A qué nos ayuda entonces?
El teatro nos ayuda a corporeizar, a poner en palabras lo que queremos decir, a poner en movimiento lo que queremos hacer y la mejor parte es que hagamos el proceso de manera consciente. Decidiendo, obteniendo criterio y perspectiva. Cada vez que utilizamos este grandísimo equipo: Poner en perspectiva, desarrollar criterio y decidir nos hacemos un poco más sabios y nuestro cuerpo se puede relajar. No es poco, ¿verdad?
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