Cuando nos ponemos en contacto con el teatro nos ponemos en contacto con personas y sus historias, las maneras en que las viven y las interpretan. Tanto si hacemos teatro como si lo vemos nos acercamos al mundo interior de las emociones, los miedos, las pasiones los caminos recorridos, desde los más directos e impulsivos hasta los más largos y dubitativos. Este acercamiento nos obliga de alguna manera a hacernos conscientes de nuestra esencia o posible esencia, podemos intuir dónde estamos o al menos qué nos moviliza, qué nos interesa, cómo queremos desarrollar en este momento nuestra existencia en el entorno y en nuestro interior.
Lo que hacemos o lo que vemos en el escenario puede ser una proyección potente, un espejo vivo que denuncia, describe, atrae la atención hacia lo verdaderamente importante. A veces un momento, una mirada o un impulso reprimido pueden llevar a actores y espectadores a un entendimiento profundo de situaciones vividas. El teatro enseña el ciclo de la vida y la muerte, te muestra los grises desde el blanco y el negro.
El experimentar las historias de otros como si fueran las propias nos exige una empatía profunda, un «no juicio» hacia la conducta de tal o cual personaje porque se muestra sólo una parte de la conducta, un retazo del contexto en el que vive y eso nos puede poner en el lugar de auto-observarnos también sin juicio. Intentando comprender en qué contexto estamos, qué quisimos hacer o conseguir con tal o cual acto, que fue lo que realmente sucedió o fui capaz de experimentar. El teatro nos recuerda que somos momentos, imágenes, hechos, partes de historias dentro de una historia colectiva que sigue su curso y que podemos elegir ser protagonistas o espectadores.
Observar nos hace más sabios, observar nuestras sensaciones físicas, lo que nos tensa o nos relaja; lo que hace que el corazón lata con fuerza o nos permita una respiración profunda. Observarme en qué momentos mi piel se eriza o mi estómago se cierra, ante qué situaciones me sucede, ante qué diálogos internos o en la interacción con otros. Todo ésto me hace más sabio porque a través de observar conozco, y con ese conocimiento vivo con más lucidez, intentando llevar mis acciones hacia aquellas sensaciones que me fueron más placenteras o relevantes, las que me llevaron al encuentro conmigo mismo.
Si quieres información sobre el teatro terapéutico aquí puedes leer más.
Me interesa mucho realizar alguna actividad relacionada con el teatro.
Me gusta como espectadora, pero tb como lectora y escribir pequeños relatos.
De todas formas lo que me gustaría probar es a actuar en público. (aunque sean cuatro). jaja
Saludos
Hola
Me gustaría comenzar un taller o curso. O algo. así. de teatro.