Cuando uno está creando entran en juego imágenes, expectativas, creencias, ego, miedos. Lo difícil es gestionar toda esta información que se divide en el sentir y el hacer. Uno va buscando por distintos territorios utilizando sus mejores herramientas y a veces otras que casi no ha utilizado todavía. Es importante entender que el proceso de creación es un camino ondulado, de diferentes rasantes. Un camino nuevo que no conocemos. Podemos tener la técnica correcta, todo el equipo preparado para que el camino sea más cómodo, pero el camino sigue siendo nuevo, siempre se aprender algo , a veces mucho más que sólo algo. Pero para aprender hay que partir del «no sé». Ser lo suficientemente honesto para decir: no sé donde estoy, para dónde caminar, o por qué de repente estoy aquí. Para encontrar el buen camino a veces hay que perderse y sentirse perdido no es fácil.
Pero como la mayoría de cosas difíciles, es interesante. Sentirse perdido es estar en contacto con el caos de la creación, con aquello que no controlamos. Cuando estamos tan cansados que dejamos de controlar, y estamos completamente perdidos, asumimos ese sin rumbo y de repente allí aparece.
Uno puede pelearse con uno mismo tanto como quiera, hacerle caso al ego, decirse que uno encuentra solo porque ya sabe, porque lo ha hecho antes, porque ….todas las afirmaciones que quieras. Y es verdad, uno encuentra cosas solo, cosas que ya había encontrado antes. Pero para crear algo desconocido, uno tiene que soltar, empezar de cero, hablar honestamente con uno mismo. Utilizar la curiosidad, el asombro, dejar que los sentidos perciban con la menor cantidad de juicio posible y estar dispuesto a probar, a equivocarse, a invertir camino sin encontrar.
El proceso de creación necesita de honestidad porque sino no surge energía nueva, no hay transformación de dentro hacia fuera, no hay de dónde alimentarse. La honestidad es el alimento de la verdad, si mi creación no tiene verdad, entonces, ¿de qué está hecha?.
Exige dedicación, atención, amor. Exige transcurrir en el consciente e inconsciente, dejarse penetrar por los símbolos, las ideas. Exige permitir a las imágenes que lleguen sin juzgarlas, sin entenderlas, sin etiquetarlas.
Si uno se permite honestidad se llega más lejos, se atraviesan más caminos, uno tiene tiempo para sentarse y contemplar, para asegurarse de que lo que encontró está integrado en su ser y poder seguir caminando, y de a ratos también encontrando.