He decidido escribir este primer post del año hablando de cual es la importancia de hacer teatro. ¿Para qué hacer teatro?
El teatro es una fuente constante de aprendizaje tanto de nuestro interior como de la gestión exterior de nuestra expresión. Ambas cosas muy importantes para poder tener un poco de calma interior en el medio de, lo que consideramos normal, una recepción constante de información que tenemos que analizar, priorizar, descartar y sobre la cual decidir. Con tanto para procesar nos viene muy conocer herramientas que nos ayuden a escuchar nuestro cuerpo y después permitirle la expresión de aquello que nos está diciendo. Estamos muy acostumbrados a correr, a tirar del carro, sostener, pensar. En general, dedicamos poco a sentir, o al menos a poner consciencia en ello invirtiendo algo de tiempo. Cuando hacemos teatro estamos dejando fluctuar varias experiencias que se dan lugar casi a la vez. La experiencia de hacer, es decir: estar involucrados en cuerpo y mente en una actividad y esto desarrolla la capacidad de concentración, de ejercitar la tranquilidad de estar en el momento presente (de las cosas que más cuestan al principio del viaje teatral). Pero como siempre digo, todo es práctica, ni más ni menos. Otra de las experiencias que tenemos cuando accionamos dentro del teatro es que se crean sinergías con otras y otros las cuales nos permiten divisar otras maneras de ver, ser y sentir. Esto abre nuestro potencial al juego porque se van derribando las primeras creencias con las que muchos llegan como las «maneras correctas, esperadas, permitidas, social-teatralmente». Así pues también generamos una utilización de nuestro cuerpo que no se suele asemejar con la utilización que podemos darle en nuestro día a día. A no ser que tu dedicación diaria tenga que ver con una actividad corporal solemos estar bastante desconectados del cuerpo y lo usamos poco y de manera limitada. Esto incrementa la percepción de muchas y muchos que llegan sintiendo que no pueden/saben ser expresivos. La buena noticia es que en la mayoría de casos es sólo una percepción posible. El trabajo que hacemos juntos es desmentir estas limitaciones que creemos tener y desarrollar nuestro potencial creativo el cual se va inmiscuyendo en otros territorios de nuestra vida haciéndola más rica e interesante.
En el espacio que juntos creamos, se abren puertas para conocer y reconocer nuestras maneras de expresión con distintos lenguajes. Cada uno de los talleres tiene una manera particular de ejercitar la acción teatral y cada una de estas maneras tiene unas características que la hacen interesantes para unos determinados objetivos. Es bonito cuando tengo la posibilidad de ver el recorrido de personas que han comenzado el viaje teatral conmigo y van adentrándose en nuevos lenguajes los cuales hacen destacar maneras nuevas y particulares de expresión haciendo énfasis en una de las mayores magias que tiene el teatro y es que estamos en constante aprendizaje. Para mi hacer teatro es una manera, otra, de aprender a ver la vida, a ver cómo hacer personajes distintos ayuda a encontrar piezas escondidas dentro y profundizar en un personaje la posibilidad de poner en práctica la capacidad de compromiso y creatividad, entre otras. Cada uno tiene sus razones para comenzar y seguir su viaje teatral, y como somos seres cambiantes está bien tener distintas propuestas para vivir más experiencias.
Aquí te dejo las que, a día de hoy, ofrezco.
Lectura recomendada: Revista Celcit, Argentina