La autopercepción y el dinamizador en el teatro terapéutico

Utilizar distintas herramientas que combinan el teatro y la psicología puede dar lugar a procesos interesantes en términos de autopercepción. Cómo nos vemos a nosotros mismos está determinado por un conjunto de factores que, además están en una continuidad dinámica. Nuestra autopercepción en aspectos puede permanecer fija, que es lo que nos da ese hilo conductor de nuestra historia personal y, a la vez, se contrae y se expande en un baile incesante buscando nuevos retazos posibles los cuales nos permitan nuevas narrativas personales.

Por suerte, para explorar estos terrenos de nuestra consciencia contamos con infinidad de ramas del teatro que pueden combinarse con multitud de ramas de la psicología o escuelas. 

Cada una de estas temporales asociaciones son una posibilidad más de camino, una hoja de ruta por la cual la exploración nos llevará a hacernos preguntas, más ninguna de ellas es la verdad absoluta. 

Muchas veces en el camino de dinamizar grupos, o formar parte de un grupo el cual está dedicado al autoconocimiento, queremos encontrar los caminos más seguros posibles. Aquellos que puedan dar respuesta a nuestras dudas existenciales o a nuestras conductas provenientes de espacios inconscientes e incontrolables. Claro que el sentirnos bajo el paraguas de una cierta etiqueta o explicación plausible nos permite hacer una pausa en nuestro cuestionamiento constante, más si nos abandonamos a esa explicación como la única posible nos encontraremos más adelante constreñidos por esa máscara que sólo permite unos pocos relatos de mí mismo. Plantear la respuesta como otra pregunta y aprender a sentirse cómodo con ello es una de las herramientas artesanales tanto del dinamizador como del participante. Como dinamizadores muchas veces queremos aliviar, tranquilizar, poner bálsamo a ese grupo sensible que se acerca en búsqueda de nuevas perspectivas. Pero anestesiar con respuestas en general es justo lo contrario de lo que viene buscando un alma, (aunque su consciente aún no lo sepa). 

Trabajar con un individuo o un grupo sin dar respuestas universales sino abriendo el espacio para que cada uno se atreva a hacerse las preguntas que necesita para tomar el nuevo trecho del camino necesario es complejo, pero alquímico. Tanto para el dinamizador como para el participante. 

El encuentro con otros a partir de la pregunta y del compartir es lo que da lugar a que cada uno escriba su página en blanco. Nadie puede narrar la historia en la que uno es protagonista, más que uno mismo.

 

 

MENTORÍA PARA PROFESIONALES DEL TRABAJO GRUPAL ¡Si quieres información detallada RELLENA ESTE FORMULARIO y te informo sin compromiso!

 

Mentoría por parte de Nathalia Sócrate Dramaterapeuta, Psicóloga clínica con formación en terapia sistémica, análisis transaccional, Psicología analítica profunda, Mitología, simbología y cuentos de hadas. Con más de 15 años de experiencia en la dinamización de grupos de artes escénicas y grupos con fines terapéuticos.

Entradas creadas 68

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Publicaciones relacionadas

Comienza escribiendo tu búsqueda y pulsa enter para buscar. Presiona ESC para cancelar.

Volver arriba