Crear historias en teatro va desde imaginarse una pequeña escena hasta escribir una obra de teatro. En el medio hay muchas posibilidades. Hoy me voy a centrar en la pequeña escena que es lo que se necesita como base en cualquier clase de teatro.
Una primera barrera suele ser encontrar algo que me/nos interese para después representar.
Cuando tenemos que crear una base para improvisar y no tenemos estructura alguna que nos ampare tenemos a disposición varias técnicas que nos pueden ayudar a desarrollar la creatividad. Podemos utilizar un recorte de periódico, una frase cualquiera que alguien lanza al azar e incluso un título de película o libro. De lo que se trata es que permitamos una lluvia de ideas en torno a esa primera posibilidad de historia. Una vez conseguido esto y en aras de fomentar la creatividad de los participantes se trata de que en la lluvia de ideas se desestimen la menor cantidad de ideas posibles, y que sea la combinación de éstas las que nos proporcionen las vicisitudes por las que los personajes de la historia discurrirán después.
Ocurre con frecuencia que, si hay al menos una persona en el grupo tiende al control tiende a desestimar muchas ideas porque no suenan «factibles, realistas,etc.» También puede ser que algún miembro del grupo que busque incansablemente la perfección haga calificaciones del tipo: «no se va a entender», «deberíamos hacer primero esto sí o sí», «no va a quedar tan bien como si….» Con todas estas afirmaciones con expectativas tan claras lo que conseguimos entonces es salir del proceso creativo lleno de posibilidades para adentrarnos a la zona de: «lo único importante es hacerlo bien».
Y sí, todos queremos hacer cosas de las que nos sintamos orgullosos después. El tema es que con el proceso creativo hay que darle espacio a cada cosa. Cada parte del proceso es importante y hay que tratarla con el mismo mimo, amplitud de miras, flexibilidad y escucha.
Entonces, volviendo al momento de la combinación de las ideas surgidas antes de desestimar vamos a probar…Aunque la idea sea disparatada, vamos a hacer una pequeña representación de la misma a ver con qué puede ser interesante quedarse. En esta parte del proceso lo que toca es experimentar, sentir, combinar. La experiencia es la que nos va a permitir después una decisión con más perspectiva. Nos es lo mismo imaginarse lo que podría funcionar que experimentar lo que sí funcionó o no lo hizo. A veces estamos tan centrados en el producto final que queremos conseguir que todo el resto del proceso se convierte en un tedio y una fuente de frustración. El poder jugar con los compañeros de escena a probar nos permitirá muchos más momentos de diversión, creatividad y sensibilidad de los que nos encontramos si nos quedamos simplemente sentados discutiendo cual es la mejor manera posible.
El tema entonces no es que no tengamos la capacidad de crear historias, como muchas veces oigo en los talleres o que no se nos ocurra nada. Sino en que antes que sentirnos vulnerables y probar sin juicios preferimos desestimar, censurar, acallar nuestras ideas que provienen justamente de la parte de nosotros que le apetece jugar. ¿no es contradictorio?
La próxima vez que tengas oportunidad anímate a compartir tus ideas y ponerlas en práctica, también la de tus compañeros. Sí, de acuerdo, seguramente algunas ideas te harán sentir incómodo en un principio porque las estarás pensando desde la perspectiva de productividad. Ponte el gorro de juego y haz. Después hay tiempo para el juicio y la censura si con los compañeros quieren realizar esa parte, pero es después de probar! No antes. ¿Por qué? pues porque si la haces antes las posibilidades de jugar se reducen de manera drástica y el no hacer no aporta nada mientras que el hacer aporta experiencia.
Si hemos logrado probar algunas ideas el ir creando la historia verás que es mucho más fácil porque el cuerpo ya se ha movido, ha sentido, ha activado el imaginario y la escucha y quiere seguir jugando. Lo más difícil es empezar. Para unos es más difícil que para otros como pasa en todos los ámbitos de la vida. Permítete entonces dar voz a los que les cueste más (muchas veces esconden grandes ideas) y déjate llevar por las ideas de los otros.
Crear historias en teatro puede ser un momento de conexión interesante para el individuo y una experiencia grupal que permite la cohesión, confianza, alegría y creatividad. Además de que estáis creando una narrativa que habla de personas a las que les pasan cosas y eso siempre es motivo de reflexión y posibilidad de encontrar nuevas perspectivas gracias a los personajes y la situación involucradas.
Si quieres venir a crear historias puedes en el taller de profundización teatral
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