El cometido del Juego.

El juego tiene un cometido muy especial. Es la base para el desarrollo y la manera a través de la cual integramos muchos de los conocimientos que vamos adquiriendo. El Juego nos acompaña desde siempre y recurrimos a él con múltiples objetivos.

Desde el teatro terapéutico utilizamos también el juego como un espacio seguro, un lugar de partida desde donde tenemos la oportunidad de crear distintas posibilidades que después podremos abordar o no en la vida real. El juego terapéutico nos permite entender nuestra manera de expresarnos, los recursos con los cuales contamos o los que aún tenemos por practicar.

Cuando ponemos en marcha una puesta en escena, nos adentramos en el juego de abrir una historia con todas las emociones que ella conlleva. Esta historia además cuenta con personajes que tenemos que ir articulando, llenando de expresión e intención.

Para este juego hemos de tener muy presente que el cuerpo es quien hará de puente y guía, y prepararlo a tales efectos lleva un tiempo de preparación. La consciencia del mismo, sus tensiones y nivel de energía además de los humores que acompañen han de ser tenidos en cuenta antes de empezar a jugar. Aún así, con toda la preparación el juego nos sorprende. ¡Cuántas veces en los talleres escucho: tenía pensado hacer tal cosa y me salió algo totalmente distinto! Y ahí ocurre el hechizo del juego, porque cuando nos adentramos en él sabemos de dónde partimos pero no el destino. El juego nos ayuda a conocernos, a entender nuestras habilidades y límites, nuestro sentido de colaboración así como el de competencia.

Jugar es una posibilidad. ¿De qué? De tantas y tantas cosas. Una de las que me asombro cada vez es la sinergia que se genera a nivel grupal cuando se comparte. Se pasa de la vergüenza a la mirada cómplice, de esconder al cuerpo a abrirlo con un fin común. Cada vez que me encuentro con un grupo de personas que están dispuestas a jugar ocurren experiencias conmovedoras que ayudan a todo el grupo a encontrar respuestas, quizá de preguntas que no se habían hecho. Y por supuesto surgen más preguntas. Y es que la curiosidad es uno de los componentes del juego, estar con la actitud de: «A ver qué….» suele ayudar a desplegar encuentros enriquecidos de propuestas y escucha con presencia.

En el teatro terapéutico, nos servimos de todas las dimensiones del juego para buscar herramientas, para buscarnos a nosotros mismos y desde ahí encontrar partes de nuestro ser que ya tenía ganas de salir a expresar.

 

 

 

Entradas creadas 60

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Publicaciones relacionadas

Comienza escribiendo tu búsqueda y pulsa enter para buscar. Presiona ESC para cancelar.

Volver arriba